Era ser una vez… no, demasiado típico, empezaré de otro modo:
Año 1543, en un pueblecito de España, junto a la costa, en una pobre casa, mandada por un noble señor, donde dentro de ésta, vivía una familia de resinosa gente, pequeñita e inocente. Y yo, yo era uno de ellos.
Entonces mi nombre era Aro, pero llamadme Squall. Yo a diferencia de mi madre, mi padre y mis dos hermanas, no era un simple campesino conreador de campos, era un músico, y un maestro de la espada. No era, ni mucho menos, un músico de prestigio, tocaba mi violín en distintas orquestras por todo el país, la verdad era que mi papel solía ser de solista, tocaba con todos hasta el trozo culminante y allí salía yo con mi preciado instrumento, ligando las notas en una bella melodía.
Como he dicho, también era maestro de la espada. No quiero eso que tenga alumnos ni nada de eso, solo que soy bastante bueno con el arte de la espada.
A parte de todas estas cosas, me dejo mi edad. Tengo 18 años, aún un chiquillo. Mi hermana pequeña tiene 10, y la mayor 24. Ésta se llama Carolina, la menuda Jane. Mi padre y mi madre son solamente, para mí, papá y mamá, así que no vale la pena mencionar sus nombres, solo que eran tremendamente amables y compasivos.
Toda mi vida era perfecta, estaba prometido, enamorado. Ella era elegante, fina, dulce, con el pelo largo, de un oscuro sorprendente color carbón. Con contraste estaba su piel, de un blanco angelical. El verde de sus ojos era de deslumbrante belleza. Y para culminar, era hija del conde.
Mi familia estaba orgullosa de mí, cada vez más alto, cada vez más bueno, cada vez más rico, y encima, ¡prometido con la hija del conde!
Pero como ya he dicho, mi vida ERA perfecta. Era. De buena mañana, no recuerdo que día, solo que era verano, entrado el verano.
-Hola mamá. – saludé cuando bajé las escaleras de mi casa y me la encontré allí.
-Hola hijo. ¿Vas a ensayar?- me siguió con la mirada mientras seguía quitando el polvo de la escalera.
-Si, pero hoy ensayaré en el bosque, ya sabes, suelo concentrarme más cuando toco para mi público predilecto.- bromeé.
-Si, tus queridos animales.- rió- Que te vaya bien. ¡Tienes la merienda en la mesa!
Con mi violín en la mano fui adentrandome en el bosque tarareando una canción entre dientes. Me senté en "mi" tronco y repasé mentalmente mi partitura.
Un sonido, una nota.
Bibrante, el sonido cortaó el viento y sonorizó el silencio.
Otro sonid, otra nota.
De nuevo bella vuela entre los arboles tinyiendo de color las sombras del bosque, dejando sencillo el cano de los pajaros.
Otro y otro y más y otro.
Seguidos fueron surgiendo los sonidos de mi vioín, tiñiendo una fina telaraña de dorados hilos y en medio, la araña, ligando cada hilo entre si, enganchando en ella cualquiera que se aventurara a ir, quedando atrapad en el magnífico sonido de mi violín.
Surgieron más rápido las notas, seguras, potentes, bibrantes y combincentes.Más, más rápido.
Silencio, la telaraña terminada, el sonido pausado. Pero vuelve a empezar, otra vez lento, para ya terminar.
Respiré y abrí los ojos mientras lentamente el silencio me volía a acompañar y en mi cabeza mi pequeña telaraña se quebraba i se marchaba.
Sonteí.
A mi alrededor tímidos animalitos asomaron sus cabezcitas para observarme. Toqué alguna partitura más durante horas, hasta que mis tripas reclamaron atención.
Me dirigí lentamente hacia mi casa, aún con las notas en mi cabeza y mientras tanto, mi prometida fue a mi casa y algo pasó.
Estaba ya al llegara mi casa, quando miré al cielo y pude ver una gigantesca columna de humo. Oí el crugir de la madera al quemarse, las hojas perecer bajo las llamas y oler el humo y la muerte.
Mí corazón no supo como reaccionar, primero se paró, y luego, con rapidez, aceleró y pareció salir de mi pecho y siguiendo su ritmo, mis piertans actuaron con su voluntad y avanzaron lo más rápido de lo que jamás havían sabido. Pero yo sabía que era tarde, aunqué no lo quisiera admitir, lo sabía.
Transpasé la última columna de largos pinos y, allí encontré mi casa, o lo que hacía unas horas lo havía sido. mi violín cayó al suelo, mis piernas temblaron y cedieron bajo el dolor. Grité, grité hasta que noté el gusto de la sangre en mi boca, quise moverme, entrar y rescatarles, pero estaba al borde, si me acercaba, mi cuerpo se desaría, como los que dentro la casa en llamas perecían.
Mis rojizos ojos, escupieron n sin fin de saladas lágrimas, mientras mi razón luchaba ante el sentimiento de morir con ellos. Y fué entonces cuando le ví, de pie junto a la casa a distáncia, cubierto con un largo traje negro y una torcha en la mano, observándome con una extraña sonrisa de satisfacción.
Squall
Un músico de talento, una belleza sin igual, un amor indestructible, una muerte para los dos. De entre la oscuridad despertó y un nuevo camino empezó.
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Cain Hagreaves

por las calles de Londres por la noce, asistiendo a fiestas y bailes...aquella mezcla entre angel i diablo k fascinaba a todos. igual k siempre...con su sonrisa distinguida.

"cuando llora, siento que el aire esta cargado con una sensación de tristeza. Y eso da alas a mis pies. Le he encontrado...señor Cain" "Perdóneme por fabor señor Cain. No podré acompañarle al infierno."(God Child)
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